Diferencias entre identidad de género y sexualidad

A la hora de intentar comprender la diferencia fundamental entre identidad de género y sexualidad, es esencial empezar por establecer una percepción clara de lo que abarca realmente el concepto de sexo.

En este sentido, es crucial volver a nuestros años escolares y, más concretamente, a las lecciones de biología que nos enseñaron.

Aunque muchos pueden asociar el sexo únicamente con el acto sexual, un estudio en profundidad de la anatomía humana revela que el sexo va más allá y afecta a la propia constitución física del cuerpo.

En otras palabras, abarca todas las características físicas que culturalmente sirven para distinguir entre hombres y mujeres.

La intersexualidad, a su vez, representa una variación compleja de todas estas características: órganos sexuales, patrones cromosómicos y niveles hormonales.

Estas variaciones pueden crear complejidades a la hora de determinar el sexo biológico de un individuo. Un ejemplo práctico es la condición en la que una persona nace con características genitales que muestran rasgos de ambos sexos.

En muchos casos, las características de una persona intersexual pueden identificarse poco después del nacimiento, como se ha ejemplificado anteriormente.

Sin embargo, en otros casos, estas características sólo pueden manifestarse durante la pubertad o la edad adulta, especialmente cuando los rasgos físicos obvios no están presentes, como ocurre en situaciones en las que hay genitales masculinos junto a órganos internos femeninos.

Es esencial darse cuenta de que esta exposición pretende poner de relieve el hecho de que el sexo es sólo un aspecto biológico.

¿Cuántas historias ha oído o tenido la oportunidad de vivir de personas que no se sienten cómodas en su propio cuerpo al nacer?

Hombres que albergan un sentimiento de pertenencia al universo femenino y viceversa.

El quid de la cuestión reside en la autopercepción y la sensación personal en el mundo. Por tanto, es crucial reconocer que el sexo biológico no dicta el destino de otras personas, ni tampoco el propio. Lo que prevalece es la imagen que uno tiene de sí mismo, es decir, su identidad de género.

¿Le apetece saber más? Le invito a seguir leyendo.

Desentrañar tu propia identidad de género

La identidad de género está profundamente entrelazada con la forma en que te percibes y te sientes en el mundo, teniendo en cuenta el sexo que te asignaron al nacer.

Se trata de un viaje interno, individual y profundo, independientemente de las características de tus genitales u órganos reproductores.

En este contexto, lo que realmente importa es cómo te ves a ti mismo, cómo te reconoces como individuo a través de tus propias experiencias y sentimientos.

Para arrojar luz sobre este concepto, existen términos específicos que ayudan a conformar la identidad de género y, por tanto, a ampliar nuestra visión de este concepto.

¡Sigue con atención!

Cisgénero:

Este término se refiere a aquellas personas que se identifican e interiorizan profundamente el género que se les asignó biológicamente al nacer, y que permanecen fieles a esta identificación durante toda su vida.

Por ejemplo, un hombre cisgénero es alguien cuyo género fue determinado como masculino al nacer y que conserva esta identidad a lo largo de los años.

Transgénero:

Las personas transgénero no se reconocen en el género que se les asignó al nacer.

Así, una mujer transgénero es alguien cuyo género original era masculino, pero que se identifica y vive su vida asociada a otros géneros, como el femenino, por ejemplo.

Dentro del espectro de la identidad de género, también encontramos a los transexuales y a los travestis.

Un transexual es alguien que decide someterse a procedimientos de reasignación genital y a tratamiento hormonal para alinearse con el género con el que se identifica.

Por otro lado, un travesti es alguien que, a pesar de haber sido clasificado como varón al nacer, elige vestirse y expresarse con características femeninas, incluyendo maquillaje y ropa de mujer.

Es importante subrayar que estas normas no son rígidas; hay muchas personas transexuales que no optan por la transición de género ni adoptan una expresión de travestismo.

No binario:

Esta denominación se aplica a las personas que no encajan en las categorías binarias de género (masculino y femenino).

En otras palabras, la persona no se identifica estrictamente como hombre o mujer, sino que se encuentra en algún punto intermedio, renunciando a una identidad de género única. I

nfortunadamente, algunas personas siguen asociando a las personas transexuales y no binarias con trastornos mentales, tratando la identidad de género como una idea moderna.

Sin embargo, la ciencia, especialmente la psicología, refuta esta idea errónea.

¿Sabías que la transexualidad ha sido una constante en la historia de la humanidad?

Encarna la diversidad intrínseca a la experiencia humana. Por tanto, es imperativo luchar por el derecho de las personas transexuales a adoptar el nombre de su elección y ser así reconocidas de acuerdo con su identidad de género.

En última instancia, la identidad de género es el hilo que define quién eres. Sin embargo, esta identidad no dicta tu forma de relacionarte y de buscar placer.

El deseo y la atracción que experimentas cuando ves o tocas a alguien están ligados a tu sexualidad, un aspecto intrínseco a todos los seres humanos, independientemente de su sexo.

Sigue leyendo para profundizar en tu comprensión.

Explorar la esencia de la sexualidad

¿Cuál es su perspectiva de la sexualidad? Contrariamente a lo que muchos suponen, la sexualidad humana no se limita a los órganos sexuales, sino que impregna todo el cuerpo.

La forma en que las personas buscan el placer (no sólo el placer sexual, sino también la satisfacción personal) y cómo interactúan con los demás en busca de amor, conexión e intimidad, conforma la esencia de la sexualidad humana.

La sexualidad revela cómo atraes y te atraen otras personas, influyendo en tus pensamientos, emociones y, sobre todo, en tus actos.

Con el tiempo, tu sexualidad se desarrolla e incluso puede cambiar en función de las experiencias y la maduración por las que pasas. En consecuencia, está inextricablemente ligada a tu orientación sexual.

La orientación sexual no es una elección que se hace a lo largo de la vida, sino una característica humana natural.

Para ilustrarlo, presentemos algunas categorías que describen la orientación sexual de las personas.

Heterosexualidad:

Cuando sientes atracción sexual, emocional y afectiva por individuos del sexo opuesto al tuyo.

Homosexualidad:

Cuando se siente atracción sexual, emocional y afectiva por individuos del mismo sexo, como es el caso de gays y lesbianas, por ejemplo.

Asexualidad:

Cuando no se siente atracción sexual por ningún sexo. Sorprendentemente, una persona asexual puede mantener una relación amorosa.

Pansexualidad:

Cuando se siente atracción sexual, emocional y afectiva por personas independientemente de su identidad de género, englobando a individuos no binarios, transgénero, cisgénero, entre otros.

Bisexualidad:

Cuando se siente atracción sexual, emocional y afectiva por individuos de ambos géneros, femenino y masculino.

Es evidente que existe una diversidad de formas de atracción afectiva, romántica y sexual. Nada es fijo ni inmutable cuando se trata del cuerpo humano y de las innumerables sensaciones y emociones que puede evocar. Invertir en el viaje del autoconocimiento y abrazar la propia identidad es esencial.

Y, parafraseando a Lulu Santos: “Considera válida toda forma de amor”.

Celebrar la diversidad:

Alimentar la esencia individual El concepto de “masculino” y “femenino” es en gran medida una construcción social.

¿Te has preguntado alguna vez qué determina realmente la identidad de alguien como hombre o como mujer?

¿O tal vez se ha preguntado por las emociones y los deseos que surgen cuando uno se siente atraído por otra persona?

Son preguntas como éstas las que impulsan a los movimientos sociales a promover la visibilidad y la aceptación de las diversas identidades y expresiones humanas, al tiempo que luchan por la igualdad de género.

Seguro que alguna vez te has topado con el acrónimo LGBTQIA+.

Este acrónimo engloba un movimiento social y político que pretende celebrar la diversidad, dando representación a las personas que no encajan en los patrones heteronormativos establecidos históricamente por la cultura y la historia de la sociedad.

Es fundamental señalar que la heteronormatividad es aquello que margina, ignora o persigue las orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad a través de normas, creencias y políticas sociales.

Cada letra del acrónimo tiene un significado:

Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Queer, Intersexual, Asexual, así como otras identidades de género y orientaciones sexuales.

Para algunos, este acrónimo puede parecer sólo un conjunto de letras. Sin embargo, representa a un vasto grupo de individuos que diariamente se enfrentan a diferentes tipos de prejuicios y violencia por no ajustarse a lo que la sociedad define como “normal”.

Miles de personas, que durante años ocultaron y reprimieron sus sentimientos afectivos y sexuales por miedo a la reacción de sus familias y amigos, encuentran ahora representación y aceptación a través de este movimiento.

Por ello, es imprescindible comprender el significado de la sexualidad y el género, alimentando uno de los sentimientos más nobles que puede experimentar un ser humano: el amor. Y no sólo el amor a los demás, sino sobre todo el amor a uno mismo.

Abrazar tu sexualidad y expresar tu verdadera esencia es la clave. Y recuerda las palabras de Lulu Santos: “Considera válida toda forma de amor”.