Posturas sexuales que más le gustan a los hombres

El tamaño importa, sí, pero también hay otras cosas que pueden ser notablemente interesantes. El lugar, la hora, con quién… Pero sobre todo la postura. Numerosas fantasías sexuales están relacionadas y surgen a partir de la postura en la que se encuentren. Porque al igual que para las chicas según la pose, se favorecen la profundidad y el roce de determinadas zonas clave muy sensibles y que intensifican el placer, los hombres también cuentan con sus favoritas. Las posturas sexuales favoritas del género masculino para incrementar el placer y alcanzar el clímax.

Estimulando las zonas erógenas con posturas

Además de los genitales, existen muchas otras zonas del cuerpo que pueden ser muy sensibles. Por lo que estimularlas con las manos, boca, labios o lengua puede resultar muy interesante para arrancar suspiros de la pareja sexual. La boca, los lóbulos de las orejas, el cuello, la clavícula, los pezones…

Para ello es importante experimentar, tocar, masajear, morder, chupar… La imaginación es el límite. También se pueden utilizar otros objetos y juguetes sexuales. Algunas vibraciones, caricias, presiones o incluso masajes pueden resultar clave para disfrutar de un buen orgasmo. 

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¿Cuáles son las posturas sexuales favoritas de los hombres?

Además de los estímulos físicos, para los hombres son muy importantes los sensoriales y visuales. Es por ello que éstos también influyen en las posturas sexuales preferidas por los hombres. 

Está claro que también entran en juego multitud de gustos y parafilias personales. Pero tras diversas encuestas y estudios se ha llegado a la conclusión de que las más populares y satisfactorias entre la población masculina son las siguientes. Porque los rumores siempre han sido de que los hombres piensan con el pene. a los hombres siempre tienen ganas de sexo y lo disfrutan. Pero, ¿es totalmente cierto?

La vaquera

Como las viejas películas del oeste, donde aparecían vaqueros. Esta postura es muy sencilla, la chica, en este caso, se sitúa sobre el chico. Éste está tumbado entre las piernas de ella. De esta manera es ella la que decide el ritmo, velocidad, movimientos y profundidad.

Él en cambio, mientras puede agarrar la cintura para acompañar y coordinar los movimientos. Así como aprovechar para tocar los pechos o sencillamente dedicarse a observar y disfrutar de las vistas. Por no hablar de si ella durante el acto decide tocarse ella misma. ¿Doble placer? Es posible.

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Cada expresión, el balanceo en cada parte de su cuerpo… Sin tener que realizar ningún tipo de movimiento ni cansarse para alcanzar el máximo placer. Aunque en esta situación hay variantes para disfrutar de la postura.

Por un lado está la vaquera inversa, en la cual, la única diferencia es que la mujer en este caso se sitúa de espaldas a su pareja sexual. De esta manera él obtiene unas vistas perfectas de ella, su culo y la penetración, cómo entra y sale. Sobre todo, durante la práctica del sexo anal y si se tiene algún fetiche particular por los culos…

También si se prefiere incrementar la velocidad, es tan sencillo como agarrar la cintura de ella, mantenerla mínimamente elevada y mover las caderas, arriba y abajo. Mayor profundidad, mayor velocidad y mayor placer.

Piernas al hombro

Esta postura es perfecta si lo que se busca es profundidad. Ella tumbada boca arriba, con sus piernas apoyadas sobre los hombros de su pareja. Él de rodillas delante de ella, haciendo contacto genitales con genitales, el punto perfecto.

Además cuanto más cerradas tenga ella las piernas más roce se generará y por lo tanto más se estimulará el pene. Lo que significa en un mayor e intenso placer para el hombre o persona con genitales masculinos.

Perrito o a 4 patas

¿Quién no ha probado esta postura sexual alguna vez? Cómo los perros, una chica a cuatro patas y él de rodillas tras ella. Una vez así, se puede elegir, mantenerse erguido, agarrar la cintura y aumentar velocidad, profundidad e intensidad.

Por otro lado se puede agarrar de los pechos e incluso del pelo de ella e ir más rápido o despacio para sentir cada movimiento e incrementar el placer hasta los límites. 

Posturas típicas como el misionero

Clásico entre los clásicos. Una de las primeras posturas que se conocen y que más se practican. Pero también es una en la que caer fácilmente en la rutina. Similar a la de las piernas al hombro. 

Ella tumbada, con las piernas abiertas y flexionadas, dejando hueco entre ellas para él. De esta manera se tiene pleno acceso a los genitales y a otras zonas muy sensibles del cuerpo humano. 

Cucharita

Típica utilizada para dormir sobre todo. Ambas personas de lado, uno detrás de otro. Puede ser perfecta para dar unos buenos días muy divertidos y empezar de una buena forma el día. 

Se aplica la misma técnica que en la postura de las piernas al hombro. Cuanto más cerradas tenga ella las piernas más roce habrá. Pero en este caso, suele ser el hombre que se coloca tras ella. Para facilitar la penetración, se puede levantar o flexionar la pierna superior de ella.

Estas son las posturas más populares pero existen cientos más con las que experimentar si ambos de la pareja están de acuerdo. Como por ejemplo, el dragón, sinónimo también de dominación de él sobre ella. Porque en este texto se ha mencionado la parte del placer de la penetración pero también se pueden practicar para otro tipo de prácticas sexuales como el sexo oral y la masturbación. Al final en la imaginación está el límite y la práctica y prueba de cada una de ellas puede ser muy divertidas. Así que, ¿para qué esperar más?