Ansiosexualidad, la actual pérdida del apetito sexual

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¿Cuántas veces parece que ha surgido la chispa, se ha calentado el ambiente, todo parece que va a haber un final feliz de placer, pero algo ha frustrado los planes? Parece imposible para algunos pensar que tan solo la idea de intimar o tener sexo pueda resultar poco apetecible para alguna persona. Puede que se deba a lo que se conoce como ansiosexualidad. Porque todo el mundo sabe que el ser humano tiene ganas de tener relaciones sexuales veinticuatro horas al día, ¿verdad?

¿Qué es la ansiosexualidad?

Este término hace referencia, por confuso que pueda parecer al principio, a la ansiedad y el estrés que inspira el sexo para algunas personas. Una sensación que suele ser temporal y que provoca un descenso del deseo y la atracción sexual. Algo así como un celibato temporal voluntario. Simplemente no se quiere tener sexo.

Cientos de preguntas comienzan a invadir la mente. Algunas como, dónde debería poner las manos, si se está besando bien… Cuestionar cada movimiento, sentirse torpe y pensar en todo aquello que puede salir mal. Cosa que, como la ley de Murphy, todo lo que pueda salir mal, saldrá mal. Y es entonces cuando comienzan los nervios, la tensión y el rechazo a toda la situación. 

¿Todo eso por qué? Si dicen que el sexo reduce el estrés… Es cierto, pero lo que no comentan es que también lo genera. Sobre todo cuando se trata de la primera vez. 

Pero la ansiosexualidad no afecta a todas las personas por igual. Depende de la personalidad y la capacidad de gestionar los problemas y las propias emociones. Hay algunos, para los que una preocupación laboral es suficiente, mientras que otros, se puede estar acabando el mundo, que siguen teniendo ganas. 

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Entonces, ¿cómo evitar la ansiosexualidad?

Actualmente, parece que todo el mundo tiene que ser súper productivo. Aprovechar el tiempo y no parar de hacer cosas. Cuando la ansiosexualidad, principalmente se deriva de esa forma de pensar. Es importante también, parar un poco, descansar, relajarse y respirar profundamente. 

Sobre todo lo que se recomienda en cualquier ocasión es no forzar el asunto. Dejarse llevar y si comienza a generarse cualquier tipo de tensión o nervios hacer algo para relajarse.

Ese algo puede ser desde respirar profundamente, darse una ducha o baño, cepillarse el pelo, ver un capítulo de la serie favorita, cepillarse los dientes, cocinar, ver vídeos de gatitos o bailes en Instagram, Youtube o TikTok… Cualquier cosa que consiga calmar a cada persona.

Aunque parezca una tontería ayuda mucho saber relajarse, porque ya se comienza la situación viendo todo desde otro punto de vista. Quizá de este modo la ansiosexualidad no suponga tanto problema y se pueda superar más rápidamente.

Cuando el placer se vuelve tormento

¿Cuántas veces una cosa que se disfrutaba antes, ahora ya no? Y ahora, en plena pandemia global, ¿cuántas cosas resultan de verdad placenteras?

Y es que hacer algo y poder disfrutarlo no solo supone que guste. Al igual que en el sexo, depende de infinidad de cosas. Entre ellas, principalmente, las que afectan al estado emocional y mental. 

Existen infinidad de prácticas sexuales, posturas, fetiches, fantasías, juguetes, sitios e incluso momentos en los que poder practicar relaciones sexuales y disfrutar. Lo más importante y la clave para poder hacerlo, al final, es estar relajado y cómodo, tener ganas y oportunidad. Con esa base se pueden tener experiencias de lo más placenteras.

Por este motivo es bueno el autoconocimiento y el crecimiento personal. Ser consciente de lo que nos afecta y cómo lo hace para descubrir la mejor manera de administrarlo. Porque más allá de la ansiosexualidad, poder gestionar las propias emociones es muy importante. Tener un equilibrio y estabilidad emocional para poder seguir avanzando en la vida.

Equilibrio que muchas personas encuentran aliviándose y desahogandose en los brazos de una pareja, amante o escort.

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Ser o no ser ansiosexual

En el mundo conviven más de siete mil millones de personas y todas y cada una únicas y diferentes. Cada una con sus más y sus menos, días mejores, días peores, trabajos mejores, trabajos peores, unos u otros problemas, nadie es perfecto. Y desde luego no se es peor por ser ansiosexual. 

Cada persona sigue sus procesos y vive sus experiencias de manera diferente. Tan solo es necesario conocerlos y respetarlos e intentar trabajar sobre ellos. Quién sabe quizás la ansiosexualidad es una oportunidad para replantearse la sexualidad sobre uno mismo, informarse sobre nuevas prácticas o sencillamente redescubrirse a uno mismo. 

Olvidar todo lo que se supone que se sabe. El “debería sentirse así” o “tendría que disfrutarlo”. Darle vueltas a lo mismo en la cabeza y la rutina son los mayores enemigos de la atracción y el deseo. Ojalá el sexo fuera la respuesta y la solución para todos los problemas además de la tensión sexual. Pero cuando es bueno, es mejor. ¿O no?

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