Pensar en sexo con frecuencia ¿es malo?

Siempre se ha creído que, pensar en sexo ha sido más cosa de hombres. Por su forma de ser, determinados comportamientos y su naturaleza se les asocian este tipo de pensamientos. Además de manera muy frecuente, casi todo el día. ¿Pero qué tiene de verdad esto?

Analizándolo, pensar en sexo 24 horas es prácticamente imposible. Además puede suponer incluso hasta un esfuerzo. Sólo con la vida diaria (el trabajo, la familia, las noticias locales, etcétera) ya se incumple la premisa. Incluso con cosas tan simples como comida, sueño, tiempo…

Entonces, ¿cuántas veces pensamos en sexo?

Somos miles de millones de personas conviviendo en el planeta, ninguna de ellas igual que la anterior. Por ello supone imposible determinar de manera exacta el número de pensamientos sexuales que se tienen al día. Pero existen estudios y encuestas que intentan estimarlo.

Uno de ellos lo realizó el equipo de Terri Fisher en la Universidad Estatal de Ohio. Les pidieron a casi 300 universitarios que anotaran cada vez que pensaban en el sexo con la ayuda de contadores de clics. El resultado estimó que de media los hombres lo hacían 19 veces al día.

Otro estudio fue realizado a alemanes por Wilhelm Hoffman. En el, los chicos tenían que registrar los últimos pensamientos tras una alarma aleatoria que se les enviaba a lo largo del día. La conclusión fue de sólo una vez al día, en contraste con Fisher.

Pero aún así, estos estudios no se pueden considerar 100% veraces y reales. Esto es debido a que al saber que estaban siendo objetos de estudio para ver cuántas veces pensaban en sexo, estaban condicionados. Su forma de pensar en sexo no era natural. Por ello es muy difícil realizar la medición sin condicionar le resultado.

Pensar en sexo, ¿sólo hombres?

Al igual que al hombre se le asocian unas características, con las mujeres pasa lo mismo. Pensar en sexo no es solo una cosa exclusiva masculina. Se trata de un acto natural que nuestros instintos más básicos desean. Las hormonas fluctúan y nos recuerdan ese placer.

Aunque para la mujer, en las sociedades actuales pueda resultar tabú admitir esto en voz alta. En los estudios anteriormente mencionados, aparecía el género femenino, que también piensa en sexo, aunque en menor medida que el masculino. Por ejemplo Terri Fisher dedujo que la mujer de media lo hacía 10 veces al día.

También había en esas encuestas, resultados muy dispares. Había gente que pensaba en sexo muy poco y otros que mucho. No hay ningún ser humano igual. Además con la madurez y el crecimiento es totalmente natural que se incremente el número de veces en las que se piensa en sexo.

¿Obsesión?

Como con todo, el sexo se puede llegar a convertir en una adicción. Conocida como satiriasis o ninfomanía. Por lo que hay que intentar no llegar a ese punto y controlar los impulsos eróticos. Todos los excesos son malos, tanto la abstinencia como la abundancia. Cada uno puede llegar a tener consecuencias muy malas para el cuerpo humano. Así que hay que aprender y vivir la sexualidad de cada uno sin dejar que domine y dirija la vida diaria.

Pero no hay que preocuparse, llegar a estos extremos es muy difícil. Se puede experimentar y desarrollar los pensamientos sexuales tranquilamente. De esta manera se puede conocer mejor a uno mismo y disfrutar más profundamente en todas las relaciones.