Los emojis o emoticonos hablan por tí.

Buenos días
El otro día tuve que ir al dentista por un pequeño problema con una muela. Me atendió una chica despampanante que desde el principio me dejó boquiabierto… en todos los sentidos. Tenía unos ojazos tan grandes que no me cabían dentro, por eso la pobre tuvo que usar un espejito mágico para verme el interior bucal.
Vestida con una bata blanca que dejaba poco a la imaginación, con una voz muy sensual me dijo:
– Túmbate y abre la boca, que voy a echarte un vistazo.
Como la boca ya la tenía abierta desde que entré por la puerta, eso que tenía adelantado.
Se puso unos guantes de látex, y prácticamente encima mío, después de manoseármela un buen rato, me miró fijamente a los ojos y casi susurrando me preguntó:
– Mmm.. ya veo cuál es el problema ¿Quieres que te la saque?
Debajo suya, elucubrando a mil por hora y completamente a su merced, no pude evitar soñar despierto, hasta que una nueva frase salió de su boca interrumpiendo la alocada fantasía que se cocía en mi pensamiento.
– Bueno, no la tienes tan mal, mejor te pongo un empaste.
A esas alturas tuve que contenerme para no rogar en voz alta que me la sacara ahí mismo, fuese lo que fuese a lo que se refiriera, y que hiciese lo que quisiera con mi boca y con mi cuerpo. Me tenía totalmente ganado y sin voluntad propia.
En ese momento me di cuenta de dos cosas: La primera, que el miembro viril tiene vida propia y puede dejarte en evidencia en el momento más inoportuno, y la segunda, que estar tumbado boca arriba en la camilla de una dentista no es como estarlo en la playa, donde puedes darte la vuelta para arreglar el entuerto. Podría haberlo hecho si fuese la niña del exorcista, pero mi condición genérica es diferente y mi cuello no entiende de contorsionismos.
Inconscientemente intenté silbar para disimular la imparable apretura que empezaba a despuntarme, pero es difícil hacerlo con la boca abierta y unos dedos extraños moviéndose dentro, así que tan solo escapó entre mis labios un triste soplido en forma de suspiro.
Me quedaba un último recurso, cerrar los ojos y ponerme a rezar con devoción hasta que descendiera sobre mí la gracia divina. Dicho y hecho, puse a trabajar a destajo las pocas neuronas que aún seguían operativas en mi cerebro y dando rienda suelta a la imaginación, empecé a recitar para mis adentros esta improvisada, pero a la postre, efectiva plegaria:
“Ay San Antonio bendito, haz que me baje el pito”
“Querido San Simeón, que se calme esta erección”
“Te imploro San Juan Bautista, que no se dé cuenta la dentista”
“Apreciado San Enrique, haz que este mástil se achique”
“Te lo suplico San Arturo, sácame de este apuro”
“Explícame San Ernesto, ¿Por qué me pasa a mí esto?
“Santa Marcela, ayúdame y te pongo una vela”
«Por todos los Santos del cielo, ¡Cómo me crece el ciruelo!»
«Por favor Santo Tomás, que al menos no aumente más”
“San Amable, ¿dónde escondo yo este sable?”
“San Expedito y San León, que no explote el pantalón”
“San jeremías profeta, que no se abra la bragueta”
“San Bienvenido, que no salga el pájaro del nido”
“Te pido San Valentín, que a este calvario pongas fin”
“San Patricio, borra de mi mente el vicio”
“San Perfecto, ¿Cuándo pasará este efecto?”
“San Joaquín y Santa Ana, que descienda mi banana”
“San Aniceto y San Pío, sacadme de este lío”
“Ángeles del firmamento, que disminuya el abultamiento”
“Ten piedad San Honorato, que se acabe ya este mal rato”
“Te lo ruego Santa Isidora, haz un milagro ahora”
Cuando media hora larga después quedó mi boca libre de toda incursión y la entrepierna acomodada y serena, pude al fin ponerme en pie dignamente, no sin antes gritar alto y claro un involuntario: – ¡!!AMÉN..!!! – que me salió del alma y que fue recibido con una sonrisa sospechosamente pícara, por parte de mi odontóloga.
Ahora entiendo por qué en estos santos lugares siempre suena una música relajante; para ver si así se calma la fiera que llevamos dentro. Pues la mía, además de salvaje, debe ser bastante «dura» …de oído, jajajaja.
Esta historia está inspirada en hechos reales. He exagerado un poco los acontecimientos, pero la base del argumento tiene una gran parte de verdad, el resto es obra de mi alocada y calenturienta imaginación.
..Y hasta aquí puedo escribir, jajajaja
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_________Cyrano.
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